Poema de William Baecker


Era un simple cariño



Era un simple cariño,

un aroma lejano de otros nombres

que a veces repetía sin quererlo;

la clara certidumbre de un afecto

que acaso me endulzaba la tristeza;

un dormido volcán que se acostaba

diariamente conmigo.

 

Y sucedió que un día

giraron los relojes a la inversa:

eclosionó el volcán y aquel cariño

murió de tanto arder como rescoldo

para nacer de fuego

enteramente tuyo. 

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