Desempolvar recuerdos


                       
De “Upe  Kunu'ū” - Relatos de amor maduro (Fausto)




Se encontraban en la plaza los domingos. Siempre  a la misma hora a media tarde, siempre el mismo banco, merendando la misma galletita de coco  cada semana y la chocolatada en cajita, riendo por cualquier motivo.

El amor se inició a principios de otoño y allí comenzaron los encuentros. El frío del invierno los encontró juntitos, compartiendo el abrigo de él para cubrirse o el mismo paraguas, cuando lloviznaba.

En primavera seguían prodigándose cariño a las tres de la tarde, bajo los árboles reverdecidos. El verano encontró vacío el banco... ellos ya tenían dispuesto un sitio para quererse en la pequeña sala de la casa de ella.

Pasaron cuatro otoños, cuatro inviernos, tres primaveras y  y casi tres veranos... Pasaran decenas de estaciones y de alegrías y llanto . Cada uno fue por caminos diferentes, echó raices fuertes junto a otros corazones.  Y de pronto aquella plaza podría unirlos de nuevo. El,  de este lado, ella,  más allá. Solo metros separan ese encuentro... solo metros. ¿Vale la pena desempolvar recuerdos?

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