Columna - Recordando a Sandro


Su voz susurrante que era casi como un beso


Eran finales de la década del sesenta cuando unas amigas de mis tías, que trabajaban en Buenos Aires, volvieron a Villa Hayes a pasar las fiestas de fin de año. Las chicas, cuatro hermanas, trajeron los últimos discos de vinilo de Sandro. Los ponían en el tocadiscos y escuchaban los temas, totalmente encantadas. Apenas una niña, me aprendí las letras de las canciones, de tantas veces que la aguja del prehistórico aparato se posó en el primer surco para volver a sonar, una y otra vez.
 

A los nueve años, cuando fuimos a vivir a Buenos Aires con mamá, pude ver su película “Quiero llenarme de ti”. “El Gitano” se encontraba en su apogeo, llenando teatros, realizando giras por toda Latinoamérica y vendiendo discos. Estaba naciendo un inmortal.

Seductor nato, de joven y de maduro, su voz susurrante que era casi como un beso, le seguía produciendo la misma piel de gallina a sus admiradoras, cuarenta años después. ¿Meloso? Sí, pero irresistiblemente querible para sus seguidoras.

El lunes por la noche, una hora luego de su deceso, llamé por teléfono a Marlene Sosa Lugo, para decirle que lo sentía. Ella estaba llorando por su ídolo. Marlene es una de las “nenas” paraguayas de Sandro, que lo idolatró durante décadas.

Así como ella, sus nenas argentinas y latinoamericanas, hoy lo están despidiendo con lágrimas, porque Roberto-Sandro, no sólo les cantó con amor, además las respetó. Jamás, ninguna de las letras de sus canciones las humilló ni las trató con desprecio, y mucho menos como un objeto de satisfacción sexual, como muchas de las composiciones actuales.

Esas mismas mujeres que lo adoraron en su adolescencia, pasadas los 40 o los 50, lo siguieron incondicionalmente en las buenas y en las malas. Es que no todos los hombres entienden que a pesar de la edad, los kilos o las arrugas, a las mujeres no encanta que nos traten con afecto. Y Sandro sabía acariciar con su voz.


 

Comentarios

Querida Milia, muy bueno tu comentario sobre Sandro y tus datos sobre Marlene, la viuda ad-honorem. A mi me gustan mucho, qeu digo, muchísimo, Joaquín Sabina y un rockero español que canta con Ana Belén, pero en general no tengo ídolos musicales. Y eso que decís de que las mujeres, gorditas y con canas igual tenemos sensibilidad es tan cierto que cuando escucho alguna canción que me conmueve, hasta me bajan los triglicéridos. Un abrazo, Lita.
Milia Gayoso Manzur ha dicho que…
Las canas ni los kilitos que sobran disminuyen la sensibilidad femenina, querida Lita. En todo tiempo y edad, el afecto es siempre muy bienvenido.Gracias por tu humor, amiga.

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