"Las herederas: Poesía en claroscuro
Después
de brillar en la alfombra roja de la Berlinale, la vi un mediodía a Ana
Ivanova cruzando Kubitschek, con un vestidito corto y sus lindas
piernas al aire. Iba a tomar el colectivo.
Los
fotógrafos que se deslumbraron con ella y con las divas Ana Brun y
Margarita Irún durante aquel memorable festival de cine, no imaginan la
vida sencilla que las tres tienen en Paraguay, y todo lo que han
caminado para que su trabajo logre el reconocimiento que está
consiguiendo.
Luego
de ver “Las herederas”, uno dimensiona la cantidad de gente talentosa
que tiene este país, y que está esperando la oportunidad de demostrarlo.
Muchos
ya han escrito sobre las bondades de esta película de Marcelo
Martinessi, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de contarles mi
impresión de la misma.
Una
vez más, Martinessi apela a la literatura nacional y la introduce en su
trabajo; con “Karai Norte” inmortalizó un cuento de Carlos Villagra
Marsal, con esta película revive en cierta forma los retratos femeninos
de Casaccia, incluyó un poema de Manuel Ortiz Guerrero, recitado por el
personaje de Ivanova: “Oh, loca divina, que canta y /que llora, que ríe,
que reza;/ atrévete siempre, es ese un/ gran culto que pocos profesan”.
Endulza el filme con una guarania cantada por Yberá, con otro tema en
la voz de Perla y con otra canción emblemática al final de la película.
¿De
qué se nutrió este director que es capaz de crear esta historia tan
llena de riqueza, con otras tantas historias dentro? Sus años de
formación y su sensibilidad se palpan en cada plano.
Las
mujeres de Martinessi, desfilan con su carga de emociones. Allí están
Chela y Chiquita, sobreviviendo a una hecatombe económica y al desgaste
de su relación. La Brun actúa con solo mirar, moviéndose en su propio
universo de hastío, hasta que un nuevo sentir, una nueva manera de ver
las cosas, la libera.
Chiquita
es mujer, pero representa el lado femenino del hombre timbero, fumador,
endeudado, piola. La Irún te hace olvidar que tiene 50 años de teatro,
se mueve como pez en el agua en la pantalla y es capaz de pasearse sin
corpiño y los rollos al aire, tan natural como su personaje.
Ana
Ivanova llevó a la película su sex appeal habitual, encarnando a la
chica que “libera” a Chela de los yugos de la monotonía.
Pituca
brilla en la pantalla, con sus ropas coloridas, sus joyas y su estilo
de dama platuda, simpática y sin pelos en la lengua. La actriz María
Martins debuta en la pantalla con varios años a cuestas y demuestra que
nunca es tarde para empezar algo nuevo.
La
imagen de Pati (Nilda González) refleja toda la ternura de aquellas
empleadas del hogar que son más que eso, capaces de convertirse en
elementos de contención para sus patronas.
El
filme se enriquece con la presencia de actrices reconocidas como Alicia
Guerra, Marissa Monutti y Clotilde Cabral y de otras debutantes, pero
estupendas como Lucy Yegros.
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