Relatos sueltos- "Jarabe de frutilla"


Jarabe de frutilla

                                De “Cuentos para leer en el recreo”



                                       A Noelia Estefanía y Ricardo Enrique Bachem Manzur


Se sentó frente a mi y su cabellera negra llena de rizos no me dejaba ver el pizarrón. ¿Podés apartar tu maraña? Le dije con algo de malicia. Si, disculpame me dijo, y se enroscó los rulos hacia el lado izquierdo, haciendo un lazo con su propio cabello.
Sentí vergüenza de mi antipatía, porque ella se veía muy dulce y educada.
Nos encontramos en el recreo, peleando con un montón de chicos que también querían comprar un pancho como nosotras. Me sonrió y un par de hoyuelos convirtieron en dos pocitos sus cachetes. Saqué lo mejor de mí y respondí a su sonrisa. ¿Por qué empezaste tarde? Le pregunté. Porque nos mudamos de Areguá y me queda bien este colegio porque ahora vivimos en Fernando de la Mora, dijo.
Volvimos a la clase y ella se había hecho un rodete con un lápiz. Me llamó la atención lo desenvuelta que era para su edad... pero había algo que sobresalía en ella.. un aroma a jarabe muy dulce, como de franguesas, o moras... o frutilla!! ahí está. Seguro que tiene catarro y toma jarabe con gusto a frutilla, deduje. A mi hermanito el único remedio que le gusta es uno de color rosado que sabe a esa fruta.

Al día siguiente trajo el pelo atado con un ago-go blanco y se colocó varias hebillitas negras para atajar su rebelde cabellera. Cuando se dió vuelta para decirme buenos días, su boca exhalaba dulzura a jarabe. Y cuando la volví a encontrar en la cantina (yo estaba detrás de ella, empujada por un montón de niñas hambrientas), me di cuenta que toda ella tenía ese aroma. No era desagradable, al contrario, es un aroma rico, tan rico que me dió hambre.
Dos panchos Bernardita, le dije a la cantinera y me fuí a comerlos con Susana y Shirley.

¿Viste a la nueva? Dijo Susy, parece medio tonta. Si, tiene un akachará * impresionante, agregó Shirley. Es agradable, dije yo, y hoy ya trajo el pelo atado. Ahh! Nos estás por cambiar, dijo Susy muy picarona. Claro que no tontas, a ustedes las conozco desde pre-escolar y ella acaba de llegar, pero no sean malas, parece una buena chica.

¿Cómo te llamás? Le pregunté al volver a clase. Bettina, dijo. Bettina Arguello, tengo nueve años ¿y vos?. María Nieves Petters y también tengo nueve años. ¿Estás engripada? Le preguntè de un tiròn. No, dijo ella. ¿Por qué? Porque tenés olor a jarabe de frutas.

Bettina se rió fuerte y toda la clase se dió vuelta a mirarla. No tomé jarabe, lo que pasa es que mi abuela tiene una plantación de frutillas en Areguá, y mi mamá prepara dulce de frutillas, jaleas, tortas, etc. y se me impregna todo el aroma porque la ayudo mucho en la cocina. ¿Es desagradable?, preguntó. Claro que no, le dije. Pero es mejor si traes algo de lo que produce tu mamá para ver si tienen el mismo aroma que vos, le dije en broma. Claro que si, dijo Bettina. Mañana vas a probar una pasta frola increible que mami sabe preparar.

Desde la otra punta de la clase, Susy y Shirley me miraron simulando estar enojadas, pero yo estaba muy feliz con mi nueva amiga.

De cara al pizarrón, empezamos a copiar la lección de ciencias. Cerré los ojos e imaginé el campo de frutillas de su abuela y la cocina de su madre lleno de cosas ricas. Adelanté la cabeza y le olí los cabellos. ¿Qué pasa? Dijo Bettina. Nada, contesté, solo quiero aspirar el aroma de las frutillas del campo.

Es un paraiso hermoso, dijo mi amiga. Ha de ser un paraiso, le dije yo, una chica que sólo veía esas frutas en el supermercado y que estaba descubriendo un mundo nuevo a través de un aroma delicioso.

¿Da gusto en la casa de tu abuela? Le pregunté en voz alta, sin darme cuenta y la profesora vino directo hacia mi para darme un buen reto. Es el mejor lugar del mundo, dijo Bettina. La profe quiso saber de què estábamos hablando tan entretenidas que desatendimos la clase. A ver, dijo amenazante...
De frutillas, dijo Bettina. De frutillas, agregué yo tragando saliva. ¿Me van a convidar? Dijo la profe, desconcertando a toda la clase. Si profesora, mañana te traigo mermelada, dijo Bettina mientras copiaba su lección. La profe sonrió encantada y yo, volví a mi cuaderno, pensando en un pedazo de aromada pasta frola.


. cabellos despeinados

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