Opiniòn- Un texto emotivo y lleno de buenas enseñanzas
Publicado en La Naciòn,
el 27-07-2012
Como
parte de las tareas de vacaciones de invierno, mi hijo, que cursa el
sexto grado en el colegio Los Tulipanes, trajo a casa el libro
“Corazón”, del escritor italiano Edmundo de Amicis. Leer casi
trescientas páginas era todo un desafío para mi niño, que le dio
cien vueltas antes de decidirse a iniciar la aventura, con la
excusa de “mañana empiezo mamá”.
Tenía
casi su misma edad cuando mi inolvidable maestra Martha, en Buenos
Aires, nos acercó a ese texto emotivo, con lecturas semanales del
que ella misma se encargaba, para embeleso de todo el curso.
Casi
no recordaba el argumento (¡es que han pasado tantos años!),
entonces para incentivar a mi niño, y a la vez recuperar la magia de
redescubrir la historia del pequeño Enrique, lo fuimos leyendo
juntos, cada día.
La
narración, a cargo del protagonista, un niño de once años (como el
mío), cuenta sus aventuras durante su nuevo año escolar, que es de
octubre a julio, en el hemisferio norte. Enrique Bottini relata la
historia de sus maestros, sus compañeros, sus padres y hermanos,
describiendo sus relaciones y destacando valores como la
amistad, la lealtad y el respeto a sus padres y maestros.
De
tanto en tanto, la narración es interrumpida por cartas escritas
para él por su padre, su madre y su hermana, donde la dan consejos o
advertencias. Sobresalen las cartas de su padre quien trata de
hacerlo valorar todo lo que tiene, ya que Enrique es de familia
acomodada, pero no tiene mucho apego al estudio, al contrario de
muchos de sus compañeritos de grado que deben trabajar duramente y
son alumnos aplicados.
Como
plus, el libro de De Amicis agrega un cuento mensual dictada por el
maestro, a quien Enrique describe como un ser bondadoso y lleno de
paciencia. Estas narraciones están llenas de historias patrióticas
y heroicas donde los protagonistas son niños de 10 a 14 años. Todas
dejan mensajes de bondad, generosidad, renuncia... como “El pequeño
escribiente florentino”, que cuenta la historia de un niño de 12
años, que sacrifica sus horas de sueño para realizar a escondidas
las copias manuales con que su padre enfermo se ganaba la vida. Este
ignora este renunciamiento de su hijo, que le hizo perder sus buenas
notas en la escuela, y lo regaña con dureza.
Enrique
cuenta las historias de sus condiscípulos, con sus características
físicas o morales, como Derossi, el primero de la clase, Garrone,
el más querido por su buen corazón, el Albañilito, humillado por
pobre, etc. El grupo es de una escuela de Turín, Italia, a
principios del siglo XIX.
También
relata historias cotidianas, pero llenas de enseñanza como la del
pequeño deshollinador. El chiquito, quien se ganaba la vida
limpiando chimeneas, pierde sus monedas ganadas a través del agujero
de su raído pantalón. Llora en la puerta de la escuela de niñas,
donde asiste su hermanita. Entonces, el narrador cuenta extasiado la
manera en que esas pequeñas, la mayoría de vida acomodada, donaron
las monedas de sus meriendas para el niño trabajor... y las más
chiquitas, aquellas que no tenían dinero, le regalaron sus ramitos
de flores. Salió de allí el niño de rostro oscurecido por el
hollín, lleno de flores hasta en los bolsillos.
Mi
hijo volverá a la escuela el lunes, con la tarea hecha, pero más
importante aún para su formación, es que este libro aparecido
en los albores de 1900 le dejó enseñanzas vitales para su
desarrollo como ser humano.
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