Entradas

Mostrando entradas de abril, 2016

De madres, tetas y ridículas prohibiciones

De madres, tetas, bebés y ridículas prohibiciones                               (Publicado en La Nación, en 2014) Cuenta una leyenda urbana que un amigo de mi familia, buen padre y muy buen hijo, tomó la teta hasta primer grado. Su madre, doña D., caminaba todos los días hasta la escuela donde asistía su querido hijo para alcanzar la hora del recreo, sentarse en una silla en algún lugar del patio y sacar púdicamente su atributo alimentario para que su vástago, paradito a su lado, tome su porción diaria. Acostumbrados a dicho menester, los compañeritos de nuestro héroe iban a la cantina a comprar pipoca o Boquerón, mientras lo esperaban para jugar el resto del recreo. Por aquellos tiempos a nadie escandalizaba que una madre diera de mamar a su hijo a la vista del que quisiera mirar, y nadie se rasgaba las vestiduras porque un bebé succionara su mamadera natural a la vista de extraños o familiares. Por regla natural, la mujer que da de mamar es sagrada, no molesta ni provoca